Las varillas por Oscar Valletto de Cervellini Gabriel antonio peloso
Coautor(es):
Coautor(es):
Mi currículum. Todo me fue dado: Mi papá, Don Santiago, el nono Yaco, más blando que el pan casero; un electricista, también mecánico, cuya mayor satisfacción fue el servicio y la satisfacción de haber cumplido bien ese servicio, siempre con el más sereno y manso silencio, que hizo que fuera más transparente e intensa su callada elocuencia. Mi mamá, Doña María, la nona Gorda, más aplicada y zumbadora que una abeja; enérgica y orgullosa ama de casa; tejedora incansable e inalcanzable Penélope que destejía prendas viejas para tener abrigos nuevos para sus hijos, nietos y demás deudos. Tres hermanos: Celina, Lidia y Luis. Todos sometidos libremente al honesto trabajo. Mi esposa María Teresa, de tantos conversados silencios compartidos. Su mirada de sí es siempre sí y no siempre es no. Basta escucharla, verla o pensarla, para que se calmen todas las tormentas. Y juntos, los hijos: Javier Tomás, María Laura, María Belén, María Fernanda. Los cuatro supieron y pudieron elegir lo suyo, artífices y artesanos de sí mismos. Los yernos: Alicia, Gabriel, Pablo y Sebastián, para los cuales Dios me concedió el don y gracia de quererlos tal cual son. Mis nietos: Sol, Santino, León, Bianca, Dago, Martina, Jesús y... un montonazo de ternura. Todo esto es lo mejor que tengo pero que me fue gratuitamente dado. Y también Las Varillas. Por eso siempre la nombro y cuando la nombro se me inunda el alma y se me naufraga la garganta. La excepción, la formación que me fue dada en mi pubertad y juventud en el Seminario Menor de Jesús María y el Mayor de Córdoba. Todo lo demás a veces se me atribuye, no me pertenece; si algún mérito tengo, es el de la aceptación de ser empujado. Todo es de todos los que empujaron. Por eso no quiero, no puedo, no debo vanagloriarme, y si lo hiciera es para vanagloriarme en los demás... Pero sí, porque quiero, porque puedo, debo decir a todos muchísimas gracias, las que serán siempre insuficientes. Pero por sobre todo, gracias a Dios que lo permitió todo desde m