"El farmer inglés, que odiaba a la empresa que esquilmaba sus ganancias como él a sus ovejas, y que llevaba muchos años sintiéndose un paria, no se sumó al festejo de sus compatriotas. Sintió que no había lugar para el júbilo con tantos muertos esparcidos en el suelo helado de las islas. Este no era del fin. Solo había concluido el combate, esa disputa de fuerzas que apenas servía para establecer ganadores y perdedores. Sabía que la guerra es más que eso, que aún debía culminar su faena pero ahora en forma de espectro, anidando en sus sobrevivientes, desatando pequeñas batallas en cada uno de ellos." <p/> "Es un escenario giratorio que lentamente, a medida que se desplaza entrega sentidos parciales hasta que cierra su ciclo de movimiento liberando un mensaje unitario y disolvente a la vez, en un prisma cuyas caras transitan de la guerra a la paz y de la épica a la miseria, del horror a lo patético en un relato de tono calmo y sin concesiones sentimentales que Daniel Santa Cruz elabora minuciosamente. Un relato que fluye sin pausa, sin respiro, con ritmo de música atonal, persistente y persuasivo. Malvinas es más que un territorio, más que un campo de batalla, es la metáfora de la desolación. Tierra desolada, hombres y mujeres solitarios pastores en un páramo anacrónico. Allí comienza la novela y allí vuelven sus personajes una y otra vez porque en aquel encuentro decisivo, en la fugacidad de un instante, la vida los cruzó con la muerte y los que no murieron ya no vivieron sin su fantasma"<p/> Francisco Delich